Gran Hermano está llegando a la recta final de la presente edición y tan solo quedan en pie cuatri participantes: Nacho, Marcos, Romina y Julieta. La última jugadora en abandonar el certamen fue Lucila ‘La Tora’ Villar, que estuvo este miércoles como invitada en el piso de LAM para hablar de todo.
La Tora tuvo dos muy marcadas etapas dentro de Gran Hermano, la primera de ella mucho más conflictiva y frontal, mientras que la segunda encontró una joven con un perfil mucho más tranquilo, discreto y hasta pensativo. Pero su postura no fue lo único que cambió de ella.
Y es que la jugadora de Berazategui tuvo en esta segunda etapa la oportunidad de profundizar su relación con Nacho. Cuando se fue la primera vez recién había iniciado su romance con él, sin embargo en su vuelta retomó el vínculo y se mostró muy pegada a él.
Este miércoles Lucila habló con Ángel de Brito tocando varios temas, pasando por esta nueva cara que mostró en el reality pero también haciendo foco en el vínculo con su madre Gladys, la tensa relación con Romina y obviamente esta unión romántica con Castañares.
COMO SEGUIRA EL AMOR ENTRE LA TORA Y NACHO POST GRAN HERMANO
Dicho testimonio de La Tora tuvo lugar cuando de Brito dejó espiar un poco la casa donde se lo veía a Nacho entrenando en el patio, frente a los pocos compañeros que quedan hoy dentro del show. Fue entonces cuando la joven invitada no escatimó en halagos hacia el chico de Almagro.
«¡Qué potro que es!», lanzó sin filtros, reafirmando esa atracción que siente hacia el joven exfutbolista. Tras escucharla, el conductor le preguntó: «¿Estás enamorada?». A esto, Lucila se sinceró con una enorme sonrisa plasmada en su rostro y respondió: «Y… estoy como hasta las manos, sí».
Luego, ampliando su concepto y explicando los sentimientos que le despierta el joven, La Tora destacó las cualidades que tiene el participante: «Nacho es muy atento, muy bueno, humano y muy maduro. Tiene unos valores increíbles y también siempre me banqué su forma de ser, desde el día uno».
Por último, para cerrar lanzó: «Cuando salí de la casa (la primera vez), de afuera me sorprendía con otros personajes y decía ‘mirá, qué hijo de pu…’. Y con él no me pasó porque cuando tuvo quilomb… los habló de frente. Tarde o temprano, los habló de frente».
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